Al final, no suben los impuestos al diésel ni cambia el régimen para las SOCIMI. El nuevo paquete fiscal del desgobierno Sánchez se centra en la creación de un Impuesto a las Grandes Compañías Financieras (IGCF), veremos cómo lo llaman al final, para garantizar una tributación mínima del 15% de sus beneficios a nivel global. Populismo fiscal en estado puro.
Varias cosas se quedan, por el momento, fuera de las garras impositivas de la máquina de fango que es el PSOE: (i) el diésel, gracias a PODEMOS, PP, VOX y UPN; (ii) las SOCIMI (Sociedades Cotizadas de Inversión en el Mercado Inmobiliario); (iii) los pisos turísticos; (iv) las primas de seguros privados sanitarios, y (v) los bienes de lujo.
El gravamen temporal a la Banca, creado por decreto de medidas por la guerra de Ucrania, que caducaba el próximo 31.12.2024, pasará a convertirse en un impuesto para las entidades financieras para que las Haciendas Forales y las CCAA lo podrán gestionar. El mismo nace por obra y gracia de ERC, ETA-Bildu, BNG, PNV, JxCat y PODEMOS. El desgobierno franquenstein al completo. Los tipos irán desde el 1% hasta los 750M€, pasando por el 3,5% hasta los 1.500M€, el 4,8% hasta los 3.000M€, el 6% hasta los 5.000M€, hasta el 7% desde 5.000M€.
También subirá 2 puntos la tributación de las rentas del capital en el IRPF a partir de los 300.000€, pasando a tributar al 30%.
Además, introducen varios cambios para luchar contra el fraude en la venta de carburantes, especialmente para aquellos empresarios que lo venden a un precio inferior al de mercado, reforzando el registro de facturación de los operadores y endureciendo los controles para intentar controlar un fraude que tasan en los 1.900M€ anuales.
Finalmente, se aprueban bonificaciones a las cotizaciones a la Seguridad Social para aquellos clubes deportivos que contraten entrenadores o monitores para formar a los menores de edad, aunque la misma incomprensiblemente no se aplicará a las entidades que tengan deportistas profesionales.