Pendientes de conocer en profundidad el Real Decreto 926/2020, de 25 de octubre, por el que el Desgobierno Comunista declara ahora un segundo Estado de Alarma durante 200 días para dar cobertura a algo tan inaudito como inútil como el nuevo toque de queda, que además se podrá aplicar a la carta por las CCAA, con una hora más aquí y otra menos allá, el mismo se nos antoja divertido y disparatado sino creara una situación de desamparo y ruina para muchos españoles, sin perjuicio de limitar la libertad de movimientos de todos ellos y sin ninguna garantía de éxito sanitario como ya se demostró con el primero caracterizado por la mayor restricción de libertades y por los peores resultados sanitarios. No quieres caldo pues toma dos tazas. ¡Valiente sainete!
Por otra parte y a pesar de los seis meses seis transcurridos desde la presentación, en abril de 2020, de los recursos de inconstitucionalidad presentados ante el TC contra el RD 463/2020 por el que se declaraba el Primer Estado de Alarma (por 100 días) sin que se haya resuelto ninguno de ellos –es increíble la pachorra de dicho tribunal cuando se están pisoteando las Libertades Públicas y los Derechos Fundamentales de TODOS los españoles- se acumularán ahora, a buen seguro, los recursos de inconstitucionalidad que se presenten contra este segundo Estado de Alarma (por 200 días) con el que se pretende, además, dar cobertura a una nueva charlotada: un toque de queda aplicable a discreción por las CCAA y más propio de Venezuela que de un país como España (bueno, lo que va quedando de España).
Como ya comentamos anteriormente en este blog, tanto el primer RD 463/2020 como ahora este segundo RD 926/2020 son absolutamente anticonstitucionales porque la supresión del Derecho Fundamental a la Libre Circulación no se puede realizar al amparo de un Estado de Alarma, sino que requiere, para su virtualidad dentro de nuestro actual ordenamiento jurídico, de la declaración de un Estado de Excepción que ni se hizo en marzo ni se plantea ahora en octubre 2020. El TC ha decidido dar tiempo al Desgobierno Comunista para que haga lo que le venga en gana por la vía de hecho dando, una vez más, la medida de nuestro actual Estado de Derecho (cada vez más pequeñito cediendo terreno al avance del totalitarismo).
La MEJOR SANIDAD DEL MUNDO Y EL MEJOR Y MAS PROGRESISTA DE LOS GOBIERNOS podrían haber tomado medidas en los diez meses desde que objetivamente se conoció el avance y el alcance de la pandemia por el coronavirus chino, pero no han hecho nada de nada y ahora le toca a la sociedad civil estar y pasar, otra vez, por una nueva alarma tan anticonstitucional como la primera y de la que debemos esperar un resultado parecido sino peor en lo sanitario y en lo económico.
Lo más cierto, como apuntan los especialistas sanitarios en la materia –de los que no forman parte ni ILLA ni SIMON- es que «formalmente no se ha probado ni una sola forma de contagio de coronavirus, superficies o aerosoles, son todas por exclusión de otras posibilidades» así como la poca eficacia de los tratamientos, incluidas las mascarillas, que, de momento, han fracasado en su mayoría porque «probar un fármaco que ya se usa para otra dolencia y se sabe que no es tóxico, si los ensayos previos son prometedores, es una estrategia que abarata y acelera el desarrollo de fármacos. No es nueva. Pero no es un antiviral diseñado a medida y hay que probar muchos, no vas a encontrar uno de cada diez. Esto no era deseable pero sí esperable. Se están probando más e igual surge alguno. Además, hasta ahora se han buscado muchos antibióticos y pocos antivirales, y los virus respiratorios no han tenido un alcance que haya justificado su investigación, de ahí que no hubiera» por lo que la única salida real es apostar decididamente por alcanzar ese antiviral específico, proteger mientras a los colectivos de riesgo, reforzar la sanidad para atender la demanda sin menoscabo en el tratamiento del resto de enfermedades y dejar fluir a la sociedad civil y a la economía para que cuando llegue la vacuna, que llegará (aunque no creo que lo haga con efectividad hasta 2022 como pronto), se pueda aplicar a una sociedad civil viva y no a una rota por el crack económico al que nos abocan tanto la nueva Alarma como el resto de insensateces.