Estamos dentro de la mayor crisis vivida en España desde que tenemos memoria directa porque, por encima de los problemas económicos y sociales creados por la nefasta gestión de la pandemia por el peor gobierno de la Democracia –y mira que primero ZP y luego Rajoy nos parecían difíciles de batir- aparece, cada día con mayor énfasis, el problema de representación que padecemos a consecuencia del uso que hacen los partidos políticos –todos- de ese poder soberano que nace y reside en el Pueblo Español (Art. 1.2 CE “la soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado”).
El Pueblo Español, sin duda, es muchísimo más sensato que las personas que ahora mismo lo representan y creo que no existe un solo ciudadano ajeno a esos poderes, instituciones y administraciones, independientemente de sus ideas políticas, que esté de acuerdo con lo que se está haciendo: ni con las medidas tomadas, ni con las que se apuntan, ni cómo ni con quién se están tomando esas medidas. Y ¿qué podemos hacer los ciudadanos con la ley en la mano? Ahora mismo, prácticamente nada, porque esos partidos que dicen representarnos no lo hacen y están tomando decisiones en la medida únicamente de sus propios intereses, cada uno en su nivel y cada uno con sus objetivos, pero ninguno de ellos está mirando ni por la Nación española, ni por el Bien común. Total, ellos siguen como siempre y piensan en seguir así mucho tiempo.
En el fondo estamos, como ya he apuntado aquí varias veces (ver Otra Idea de España), ante una crisis del sistema político y administrativo español que es el que realmente provoca los problemas que padecemos todos los ciudadanos en lugar de solucionarlos. La pandemia desatada por el coronavirus chino ha afectado a la práctica totalidad del mundo, pero somos nosotros, los españoles, los que nos estamos llevando la peor parte por la nefasta gestión de un gobierno abiertamente comunista -se diga lo que se diga- y que, seguramente, podría haber afrontado esta crisis de una manera diferente y mucho más efectiva pero no le ha interesado aprovechando para imponer una agenda política que lo afianza en el poder mientras nos lleva a la ruina. No es el primer país al que le pasa, ni será el último. Pero ¿cómo puede suceder algo que la mayoría rechaza? Pues sencillamente porque el sistema político que tenemos desde la Transición es pseudodemocrático, se trata de una especie de democracia de media intensidad que cuenta con elementos claramente democráticos (elecciones libres, voto secreto, … que funcionan muy bien) pero que, a su vez, carece de otros fundamentales para que el poder emanado del Pueblo se imponga en las instituciones del Estado para poder progresar en el sentido que marque la mayoría (p.e. listas abiertas, representación directa y no ponderada -Ley D´Hondt-, etc…).
Yo creo que ha llegado la hora de la gran Reforma Democrática pendiente -ya estamos preparados- para que esa voz y voto de todos conforme, por fin, una mayoría real que canalice ese poder político hacia la resolución de los problemas que nos acucian y que, en buena parte, provienen de tener trabado el timón de la nación por parte de una estructura política ajena al Pueblo como es el PPSOE -porque en el fondo son lo mismo y sólo les interesa su poder- que, para más inri y fruto de la ponderación de los resultados en las elecciones, viene obligado a dar juego a unos partidos nacionalistas/autonomistas que, aunque muy minoritarios, consiguen imponer su agenda política –eliminar el castellano como lengua vehicular en la educación ha sido la enésima atrocidad- y obtener pingues ventajas económicas que, a la postre, generan nuevos imitadores en todo el territorio nacional consolidando, que no corrigiendo, la trayectoria marcada por el PPSOE desde el inicio de la Democracia.
Es hora ya, por lo tanto, de romper con este sistemita que sólo beneficia a los políticos mientras los ciudadanos se ven sometidos cada vez a más cargas y a menores libertades por lo que tendremos que tener mucho cuidado con a qué partido votamos en las próximas elecciones teniendo muy claro que votar al PP o al PSOE es votar por la ruina de España. Que no os engañen más.