Durante el pasado Puente del Pilar y en jornadas anteriores vivimos una huelga inexplicable de los servicios de RENFE convocada por el Sindicato Español de Maquinistas y Ayudantes Ferroviarios (SEMAF), que representa al 85% de los conductores del operador ferroviario, con el objeto de «recuperar el servicio público que antes de la pandemia del covid-19 prestaba la compañía a los ciudadanos» pero lo que no se conoce es que la acción de los sindicatos no pretende sólo recuperar progresivamente los servicios suprimidos sino también impedir la fragmentación tanto de RENFE como de ADIF tras las presiones de ERC para que le sean entregadas a la Generalidad todos los activos de ambas compañías en Cataluña para que la compañía pública autonómica, Ferrocarriles de Cataluña, pueda operar allí de forma independiente.
En conexión con lo anterior y siguiendo la misma estrategia seguida contra ZP para conseguir la cesión, en 2010, de los Cercanías (Rodalies de Cataluña) previo sabotaje del servicio por parte de los independentistas desde el 2008, ahora el presidente de la Generalidad ha enviado una carta al presidente del Gobierno en la que le exige una «propuesta urgente« del Ejecutivo Central para solucionar los supuestos problemas en el servicio de Rodalies generados por dicha huelga exigiendo un servicio ferroviario regular, puntual, seguro y fiable hasta que se traspase la gestión mientras denuncia como «impropias de un país avanzado» las imágenes generadas por dicha huelga (aunque luego cuando cortan vías y carreteras los de la CUP no ven nada). A más a más, la Generalidad insiste en que los catalanes sufren un «agravio histórico por el mal funcionamiento del servicio ofrecido por este operador, como se está evidenciando de nuevo estos últimos días» por lo que vuelve a insistir en reclamar el traspaso de la gestión real de los Rodalies a la Generalidad junto con un plan de inversiones que no solo contemple la mejora y mantenimiento de la red actual sino también su expansión, porque los problemas del servicio ferroviario en Cataluña, a su decir, son estructurales.
Lo malo del Desgobierno Frankenstein es que tiene muchas partes mal conectadas –por eso va dando tumbos, igual que el personaje de Mary Shelley- empero en este asunto los sindicatos no están por la labor de que se fragmenten RENFE y ADIF porque ello supondría una pérdida de su poder, fundamentalmente para la UGT, y porque saben también que el traspaso solicitado no se hace para mejorar ni la red ni el servicio sino para permitir a los independentistas seguir construyendo país a la espera de un segundo golpe de estado que no dejan de anunciar. Por todo ello, este asunto del traspaso ferroviario va a encallar en la «Comisión Bilateral Estado-Generalidad» volviendo en cierto modo al escenario del 2008 que acabó, a la postre, con nuevas inversiones como las que ahora reflejan ya los PGE recién presentados y en los que se vuelve a favorecer a Cataluña y Vascongadas sobre el resto de las regiones españolas.
Lo que también tendrán que tener en cuenta quienes intenten cualquier maniobra contra la unidad ferroviaria española es que una cosa es la política presupuestaria, que no deja de ser política, aunque todos podamos comprender que factores la inspiran, y otra muy distinta es romper esa unidad ferroviaria de España, garantizada por la integridad actual de ADIF y la RENFE, por lo que dicha actuación, siquiera en el escenario de intentona, podría subsumible, entre otros tipos penales, en el de cohecho y/o en el de prevaricación, por lo que viendo las barbas de la Sra. Laya pelar con el caso Ghali lo mejor sería que la Sra. Sanchez Jiménez, ministra de cuota catalana de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, las pusiera ya a remojar de tener la tentación de perpetrar tal ruptura ferroviaria.