Con la Navidad a la vuelta de la esquina y con el creciente número de contagios, las autoridades políticas españolas “competentes” quieren, con una IA de 240, resucitar el fantasma de las restricciones anticonstitucionales cuando somos uno de los países miembros de la UE con mayor tasa de vacunación y cuando dicha incidencia acumulada no afecta al bajo de por sí rendimiento del sistema sanitario español. Todo es alarmismo y desinformación para poder avanzar en el camino de la Dictablanda.
Expertos como Isabel Sola, codirectora del grupo de coronavirus del Centro Nacional de Biotecnología (CNB-CSIC), Rafael Toledo, catedrático de Parasitología en la Universidad de Valencia, y José Eugenio Guerrero Sanz, jefe de la UCI del Hospital Gregorio Marañón, coinciden en que hace tiempo que la IA dejó de ser un indicador válido para medir la evolución del coronavirus porque «el efecto de la vacunación hay que verlo en aquello de lo que protege, es decir, en la hospitalización y la muerte. Las vacunas no impiden que nos infectemos. Reduce un poco esa posibilidad, pero no lo impide, así que no podemos tomar como sistema de medida el número de casos. Lo que tenemos que mirar es el impacto que tiene en el sistema sanitario«. Todos coinciden también en que «la última ola no tiene color con respecto a las anteriores» porque «la última ola fue en la que más casos se contabilizaron, pero también en la que menos casos graves se dieron» por lo que «comparados con hace un año, estamos magníficos«, con ingresos por COVID en mínimos.
La mayoría de los medios de comunicación, sin embargo, siguen erre que erre con la incidencia acumulada, metiendo miedo a un personal que cada día hace menos caso -es lo que tienen las mentiras continuadas que luego ya nadie las cree, como en el cuento- mientras los expertos precisan que lo importante es si los contagios tienen “repercusiones en la UCI. Si no, la enfermedad no es preocupante, porque la pasas en casa con un paracetamol«. Ahora mismo, tanto las cifras como el perfil de los casos graves demuestran que las vacunas están funcionando por lo que debería preocuparnos el número de personas inmunodeprimidas, no vacunadas o que no hayan conseguido desarrollar suficientes anticuerpos, por encima del número de contagios porque esos expertos confirman que «los no vacunados son los que tienen la peor evolución, mientras que los pacientes vacunados que se reinfectan por la razón que sea tienen una evolución más benigna«.
Los datos comparados cantan y con una tasa de vacunación con pauta completa del 80% el perfil UCI señala a personas que, en su inmensa mayoría, «o no están vacunados o tienen factores de riesgo que los hacen muy vulnerables» y además la tendencia apunta a que “estamos subiendo poco a poco«, nada que ver con la ola del pasado otoño cuando la IA llegó a subir más de 200 puntos en una semana con los hospitales a tope. Por todo ello, los expertos destacan que lo importante no es donde estamos ahora “sino a dónde vamos a llegar con esto y ya no alcanzaremos ninguna de las situaciones dramáticas anteriores”. Finalmente, respecto a la variante OMICRON (13 casos en España) «todo apunta a que puede ser una variante más contagiosa, pero menos virulenta. Hasta ahora no hemos tenido ni un solo ingreso en la UCI» poniendo en duda incluso que sea una variante más transmisible porque «se habla de más casos en una región de Sudáfrica, pero no se puede descartar que esto se haya debido al comportamiento humano, a una serie de reuniones de súper contagiadores, por ejemplo, o de lo que sea. No tenemos todavía elementos como para poder afirmar nada«.
En definitiva, que «la lucha contra el virus es una combinación de elementos» donde las vacunas son fantásticas, “pero tienen limitaciones, así que hay complementar con las medidas no farmacológicas que sabemos que funcionan contra cualquier virus y contra cualquier variante: mascarilla, distancia y ventilación«. Por ello, los expertos siguen recomendando “evitar juntamos con muchísima gente y contar con la ayuda de los test» de autodiagnóstico sin recomendar otro tipo de medidas restrictivas que, sin embargo, son las que interesan a los políticos y que no han servido nunca para nada. Lo que necesitamos es más información fiable para que la ciudadanía pueda usar el sentido común. Las mentiras y las restricciones no sé bien qué persiguen, pero está claro que nada relacionado con la Salud.