La Comisión Europea propone incluir las inversiones en nuclear y gas natural dentro de su programa de energías sostenibles para la transición ecológica “teniendo en cuenta el asesoramiento científico y el actual progreso tecnológico, así como los diferentes retos hacia la transición entre los Estados miembros” considerándolas “como medio para facilitar la transición hacia un futuro basado predominantemente en las renovables” con el horizonte marcado en 2050. En ese sentido, ya ha iniciado el periodo de consultas correspondiente para aprobar el acto delegado durante este mes de enero 2022 siempre que cuente con el visto bueno del Parlamento Europeo y del Consejo de la UE. La propuesta se puede resumir en que la Comisión quiere que las inversiones en plantas generadoras de energía que incluyan esas dos fuentes y logren el permiso de construcción antes de 2045 reciban también la etiqueta verde lo que supondrá para las mismas facilidades y ayudas.
Francia lo apoya y Alemania se opone (no por razones medioambientales, sino industriales, como ya hemos comentado anteriormente en este Blog) aunque aceptaría esa etiqueta verde para el gas natural durante la transición. El resto, junto con los expertos de la Plataforma de Finanzas Sostenibles, tendrán hasta el 12 de enero para enviar sus contribuciones a Bruselas y la propuesta final tendrá que aprobarse por mayoría simple en la Eurocámara y por mayoría cualificada en el Consejo (al menos 20 países de la UE que representen al 65 % de la población). España, uno de los países energéticamente más dependientes, sin embargo, se opone a que las inversiones en ambas energías sean calificadas como inversiones sostenibles.
España se declara firme defensora de la taxonomía verde (“no son energías verdes ni sostenibles” Teresa Ribera dixit) como instrumento clave para contar con referencias comunes que puedan ser usadas por inversores para lograr la descarbonización de la economía y alcanzar la neutralidad climática en 2050 por lo que considera que “admitir la nuclear y el gas natural como parte de la taxonomía verde europea supondría un paso atrás” y que “no tiene sentido y manda señales erróneas para la transición energética del conjunto de la UE” y todo ello “independientemente de que puedan seguir acometiéndose inversiones en una u otra”. España admite que tanto la energía nuclear como el gas natural tienen un papel que jugar en la transición energética “limitado en el tiempo” pero que “deben ser tratadas de forma aparte y no como verdes, donde están otras energías claves para la descarbonización y sin riesgo ni daño ambiental”.
En el Pacto Verde Europeo, que contiene el marco regulatorio para las energías, eastará ese futuro Reglamento de la Taxonomía Verde tiene como propósito guiar a las empresas e inversores nacionales e internacionales en sus planes de descarbonización, identificando actividades y sectores económicos ambientalmente sostenibles y que contribuyan a la reducción de CO2, metano y otros gases causantes del cambio climático, guiando, en consecuencia, las inversiones y las ayudas de la UE hacia determinados sectores en detrimento de otros. Por todo ello, la postura española significa, a nivel UE, un impedimento a las inversiones necesarias en las dos únicas energías que, hoy por hoy, pueden solucionar el problema energético europeo y, a nivel nacional, un obstáculo para cualquier inversión importante en esas dos energías que, en nuestro caso particular, son las únicas que pueden acabar, primero, con nuestra dependencia energética y, segundo, con los disparatados y disparados costes de la energía en España que ahogan a las familias y lastran la competitividad de nuestras empresas, afectando, por tanto, a toda nuestra Economía. Nosotros deberíamos jugar a rebajar nuestra dependencia y factura energética como fuese y nunca a ser el más verde el planeta. Los que nos gobiernan no son verdes ni sostenibles… son sencillamente idiotas. Primera pifia de 2022.