La creciente politización de nuestras instituciones, esto es, la toma por los partidos políticos, particularmente por la ‘PPSOE’, de todos los espacios de la sociedad civil y de todas las instituciones, es uno de los grandes problemas que acucian a España en estos momentos. Los últimos episodios afectan a instituciones como el Tribunal de Cuentas, el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) o el Instituto Nacional de Estadística (INE), mientras otras están ya en la lista como el Banco de España (BDE), el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y hasta el mismo Tribunal Constitucional (TC), por lo que todas estas actuaciones orquestadas por los distintos partidos capitaneados por la ‘PPSOE’ debieran hacernos despertar de una vez por todas porque en realidad reducen las posibilidades de defensa de los ciudadanos hasta convertirlos en súbditos.
Tras la conquista partidista del Tribunal de Cuentas precisamente para que los partidos políticos pudieran hacer y deshacer a su antojo con sus finanzas, cuando la mayor parte de sus balances se nutre de subvenciones de dinero público propiedad de los contribuyentes, llega ahora la toma del INE con la dimisión de su presidente, Juan Manuel Rodríguez Poo, que lleva muchos meses sufriendo la presión de un gobierno descontento con la fijación que realiza de datos cruciales para nuestra economía, como el IPC, la EPA o el PIB, y que los políticos quieren manejar a su antojo para seguir engañándonos (hasta que todo explote). Para tenerlo claro: fuentes del INE denuncian que «durante más de 30 años nunca se ha cesado al presidente del INE por motivaciones cómo que no te guste la fórmula estadística utilizada para calcular un indicador«, justo cuando acababa de revisar un 33% a la baja el dato del crecimiento del PIB.
Nada ha importado que la independencia profesional sea el primer principio estadístico tal y como lo indica el Reglamento Nº 223/2009 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 11.03.2009, con aplicación directa en toda la UE, cuando dice que «las estadísticas deben desarrollarse, elaborarse y difundirse de modo independiente, sobre todo en lo que respecta a la selección de técnicas, definiciones, metodologías y fuentes que deban utilizarse, y al calendario y el contenido de cualquier forma de difusión, y la ejecución de dichas funciones permanece libre de toda presión de los grupos políticos o de interés o de las autoridades nacionales o de la Unión» añadiendo, en la dirección de no injerencia de los poderes públicos, que «los presidentes de los INE (…) actuarán de forma independiente al llevar a cabo sus funciones estadísticas, sin solicitar ni aceptar instrucciones de ningún gobierno, institución, órgano u organismo» para lo que «tendrán la competencia exclusiva para decidir sobre los procesos y los métodos, estándares y procedimientos estadísticos, así como acerca del contenido y el calendario de las comunicaciones y publicaciones de las estadísticas desarrolladas, elaboradas y difundidas por el INE; y tendrán competencia para decidir sobre todos los asuntos relativos a la gestión interna del INE«.
Los políticos quieren decidirlo y controlarlo todo y más cuando están en el poder y, por eso, las instituciones independientes les estorban y/o les obstaculizan a la hora de trasladar a la ciudadanía “verdades” como que todo marcha bien, que la economía crece, que la luz es más barata que en 2018, que la cesta de la compra es cada vez más asequible, que la gasolina bajará y seguirá bajando como la inflación etc… “Verdades políticas” que chocan con la realidad estadística de instituciones como el INE o el BDE que, para ellos, no tienen la legitimidad democrática necesaria pues no han sido votadas por el pueblo, así que ellos, que sí lo han sido, pueden designar a sus miembros y hasta determinar sus resultados. Este falso discurso democrático es el que esgrimen para meter sus sucias manos en todo los que les apetece. Lo más cierto, sin embargo, es que para que la democracia funcione debe existir, además de unas elecciones libres para elegir el Poder Legislativo y Ejecutivo, una auténtica separación de poderes y un sistema de contrapesos, residenciado en instituciones independientes, profesionales y transparentes, que impidan un ejercicio tiránico del poder y muestren los datos y la realidad de lo que acontece de forma objetiva. Hay pocas cosas más peligrosas que engañarse a uno mismo y esto es lo que está propiciando la ‘PPSOE’ con la toma de las instituciones clave: que España viva en un permanente engaño mientras ellos siguen en el poder. Es responsabilidad de todos que esto no sea posible.