El Instituto de Estudios Económicos (IEE) acaba de alertar, al publicar su Índice Anual de Libertad Económica 2022, sobre la bajada de España en ese ranking en el que analizan a 184 países otorgándoles una puntuación que va de 0 a 100 puntos (siendo ese el punto de equilibrio dado a toda la OCDE), ranking que elaboran en función de una docena de factores, como impuestos, estabilidad monetaria o flexibilidad laboral…, situando a España en la posición 41 (93,8 puntos), dos puestos por debajo de la clasificación de 2021 y por detrás de la mayor parte de los países desarrollados (por ejemplo, Suiza cuenta con 115,8 puntos; la UE-27 con 99,7; USA con 99,2; Portugal con 97,4 y el último clasificado, Turquía, con 78,3).
Para el IEE, los elevados niveles de deuda y déficit públicos junto con las variables relativas al tamaño del Estado y la presión fiscal colocan a España en la zona baja del ranking, a pesar de contar con buenas calificaciones en otros aspectos como estabilidad monetaria, apertura comercial y facilidad inversora. Frente a esto, observamos como España ha comprometido, al menos, 1.136M€ en donaciones internacionales desde 2018 de la mano del presidente Sánchez. La partida más grande (573,5M€ de todos los españoles) van a ir a parar a las arcas de varios organismos internacionales, como el Fondo Mundial de lucha contra el sida, la tuberculosis y la malaria, o el Fondo de Intermediación Financiera para la prevención, preparación y respuesta ante pandemias, cuando nuestra Deuda Pública y el servicio de la misma están disparados.
Entre otras contribuciones voluntarias, destacan los 325M€ comprometidos por el presidente Sánchez «para combatir de forma global el COVID-19«, más otros 6,78M€ para ayudar a niños y niñas en América Latina y el Caribe a través de UNICEF, más otros 82,5M€ canalizados a través de la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECID) para distintos programas y fondos internacionales: por ejemplo, para UNICEF, 8M€; para el Fondo de Población de la ONU, 6M€; para la Agencia de la ONU para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo, 5M€; para la Organización de la ONU para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de la Mujer, 3,25M€, etc…. Los más afortunados en cuantía han sido Marruecos, con una ayuda en materia de cooperación policial internacional por 30M€, y Afganistán, con otros 20M€. Todo gracias al incremento del 23% en la partida de Ayuda al Desarrollo (hasta los 1.118,81M€) de los PGE2023 que se enmarcan dentro del presupuesto del Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación (que cuenta con 2.192,87M€). Todo un despilfarro.
En definitiva, que el gobierno de Sánchez le está aplicando la ley del embudo a la ciudadanía española: la parte estrecha para la política nacional, a base de una presión fiscal desmedida mientras mantiene una inflación, deuda y déficit desbocados, y la parte ancha para la política exterior a base de engrasar a sus colaboradores presentes y futuros con subvenciones a fondo perdido y con absoluta desconexión de los intereses españoles en el extranjero, en lugar de canalizar ese dinero público, exaccionado a todos los españoles, en inversiones productivas o, en su caso, en rebajar la presión fiscal o la deuda. Un botón de muestra más de lo que le importan los ciudadanos a la ‘PPSOE’. Pelígroso cóctel ese de restringir la libertad económica y de dilapidar el dinero público.