El INE nos ofrece numerosas pistas acerca de lo que está pasando realmente en España en todos los terrenos. A raíz del ‘Caso Rubiales’ se ha redoblado la propaganda del gobierno para hacernos creer que el problema de la violencia de género es un millón de veces más grande de lo que es. Sin embargo, la presión y las injusticias promovidas desde el ‘ministerio de desigualdad’ que, desde luego, no persigue la Igualdad de la Constitución (14 CE) sino una suerte de ‘igualitarismo con perspectiva de género’ con el que están provocando una auténtica involución en este terreno –ahí están los datos del INE- a pesar de malgastar ingentes cantidades de dinero público. Y lo están consiguiendo precisamente por culpabilizar a los hombres de todo, pero no a todos los hombres sino exclusivamente al hombre-blanco-hetero y a su patriarcado, siendo el resto, particularmente los de color y los musulmanes, inocentes. ¡Ni siquiera para culpabilizar existe igualdad!
El INE, por su parte, nos muestra que en España (2021), de los 491 condenados por delitos de agresión sexual, solo 267 tenían nacionalidad española (54%) mientras los restantes 224 fueron extranjeros (45%). Esos porcentajes los tenemos que poner en relación con el origen de la población en España y ahí tenemos que, aproximadamente y en números redondos, el 83% es español y el 17% es extranjero –aunque el gobierno sostiene que están por debajo del 15%- lo que dispara la tasa de delitos cometidos por extranjeros porque, representando el 17% de la población, cometen el 45% de las agresiones sexuales. Particularmente alarmante resulta el grupo de los extranjeros de origen africano porque, representando el 2,4% de la población, acumularon el 19% de las agresiones sexuales (93). La tendencia es alcista desde hace tiempo –en 2020, hubo 428 condenados por agresión sexual- y, en lo que respecta al delito de violación, resulta que, de las 46 condenas de 2021, el 48% tuvieron un autor español (22) y el 52% un autor extranjero (24) lo que nos indica que la modalidad agravada de la agresión sexual es cometida mayoritariamente por extranjeros: ese 17% comete el 52% de los delitos.
El gobierno nos engaña señalando que el 75% de los condenados en 2021 tenía nacionalidad española, al jugar con el sumatorio de todos los delitos, sin segmentar aquellos de naturaleza sexual o de violencia de género. No obstante, los datos de la Administración Penitenciaria son también muy claros al respecto: los condenados de nacionalidad extranjera en la cárcel superan en 2,6 veces a los de nacionalidad española. Así, la media española de extranjeros encarcelados es del 30,1%, pero en Cataluña ya son más de la mitad (50,11%) seguida de Madrid (41%), Aragón (37%), Castilla y León (37%), Melilla (35%) y Baleares (34%). Las cárceles con menos porcentaje de extranjeros son las de Asturias (11%), Extremadura (12%) y Cantabria (16%). Todas suman 55.751 presos (el 0,12% de la población).
Está claro que España sigue teniendo unas bajas tasas de criminalidad –de las mejores de la OCDE, con un 0,002% de mujeres agredidas sexualmente y con un 0,0002% de mujeres asesinadas por violencia de género- pero también está claro que ese repunte de la inseguridad tiene un origen muy determinado: el extranjero. Así, el 64% de los presos por hurto son extranjeros, el 68% de presos por tráfico de drogas son extranjeros y el 52% de los presos por asesinato de mujeres en el ámbito doméstico son extranjeros. Y todo ello, a pesar de representar solamente el 17% de la población. Saquen sus propias conclusiones. Lo que también está claro es que si el gobierno juega con los datos para engañarnos y dirige su acción contra quienes menos delinquen, en lugar de hacerlo contra los que delinquen más, difícilmente podremos solucionar este problema. Tampoco conocemos la situación de esos condenados extranjeros al momento de cometer los delitos: si estaban o no de forma regular en España. En definitiva, que de nada sirve tirar 525M€ en el ‘ministerio de desigualdad’ si el problema está en otro sitio, máxime cuando dicho ministerio ha contribuido a soltar a miles de violadores que, lógicamente, contribuirán a aumentar dichas cifras en los próximos años.