Frente a las subidas de impuestos indiscriminadas que ha desatado el gobierno desde el pasado 2021, el Instituto de Estudios Económicos (IEE), en su Libro Blanco para la reforma fiscal, destaca como la presión fiscal y el esfuerzo fiscal exigido por el sistema fiscal español a las personas físicas y jurídicas residentes en España está, en muchos aspectos, por encima de la media de la UE por lo que la armonización fiscal a la que alude continuamente la Ministra Montero pasa, en realidad, por rebajar impuestos, simplificar el sistema para ganar eficiencia y, sobre todo, por reducir el ingente Gasto Público.
En el contexto de la pandemia (3T2019 – 3T2021), la Deuda Pública en España, con la que financiamos ese desmedido Gasto Público, creció en 264.357M€, esto es, un 26,30%, mientras que la media de crecimiento de la Deuda en la UE27 sólo fue del 12,90%. Sobresale una Irlanda que sólo necesitó un 0,4% más de Deuda para salir del atolladero. El caso de Irlanda es curioso porque ha recorrido el mismo camino que España, pero al revés: Irlanda, en 2012, tenía la Deuda en el 120% de su PIB, pero 10 años más tarde, haciendo los deberes, ha conseguido reducirla a la mitad mientras España, que en 2010 tenía esa ratio en el 60% (dentro de los márgenes que señala el Tratado de Maastricht), ha conseguido, a base de despilfarrar, colocarla en el 120%. Todo esto, repercute en el crecimiento y nuestro PIB per cápita ha pasado de los 26.420€ de 2019 a los 25.409€ de 2021 (un 4% menos), superándonos ya 16 de los 27 Estados Miembros, lo que a su vez reduce nuestro peso en Europa: en 2021 España sólo representó el 8,4% del PIB de la UE. Está claro, pues, que algo se está haciendo rematadamente mal.
Frente a esta calamitosa situación macro, el gobierno sólo responde con subidas de impuestos que hacen la vida y desarrollo económico cada vez más difíciles, sobre todo desde que ha hecho su aparición la inflación estimulada particularmente por el precio de la energía, electricidad e hidrocarburos, a precios desorbitados a pesar de que dos terceras partes de los mismos corresponden a impuestos. El gobierno no hace nada mientras nos distrae con anuncios de subidas en los Impuestos de Patrimonio y de Sucesiones y Donaciones «a los ricos«, pero lo más cierto es que esa subida generalizada de impuestos de hasta tres puntos sobre el PIB que persigue el gobierno sólo incentivará la economía sumergida y reducirá la creación del empleo y la inversión, sin solucionar el problema de la sostenibilidad fiscal a medio plazo y provocando una contracción de la actividad de hasta cinco puntos de PIB, lo que supondrá la destrucción de un millón de empleos. Esa es la realidad que se oculta.
La clave para evitar ese desastre está en el Gasto Público que, por una parte, presenta un problema de eficiencia ya que fue, en 2020, un 14% menos eficiente que la media de la OCDE (España se sitúa en el puesto 26 sobre 36 con una puntuación de 87,4 frente a la media de 100) y, por otra, un problema de reducción ya que el ajuste se puede hacer reduciendo el gasto o aumentando el ingreso, esto es, los impuestos. Lo más eficiente es contener ese Gasto Público ya que la subida de impuestos siempre se cobra un precio a nivel de menor crecimiento y, en consecuencia, de menor empleo que puede afectar a España durante los próximos ejercicios. A pesar de todo eso y de estar en la campaña por las Elecciones del 13-F en Castilla y León, ninguno de los grandes partidos con opción de gobierno -la PPSOE para entendernos- habla de contención del Gasto Público sino de todo lo contrario. ¡Saquen ustedes sus propias conclusiones!