El CGPJ acaba de rechazar, por unanimidad, esto es por conservadores y progresistas, el texto del Anteproyecto de la nueva Ley de Libertad Sexual, más conocida por “Ley Montero”, que aun no siendo vinculante jurídicamente, ni para el Ministerio de “Igualdad” -¡menuda igualdad!- que lo promueve ni para las Cámaras, sí tiene un valor jurídico intrínseco que, esta vez, se concentra en denunciar dos aspectos de la futura ley: (i) la definición que introduce acerca del “consentimiento” y (ii) la desaparición por absorción del vigente Delito de Abusos Sexuales en el Delito de Agresión Sexual. Con ello el CGPJ pone en cuestión los principales puntos que justifican este Anteproyecto del que, sin embargo, ha hecho bandera PODEMOS apoyando a la ministra consorte.
Los vocales destacan como en nuestro vigente Código Penal todo lo relativo a la libertad sexual ya gravita sobre la idea de consentimiento, aunque sin entrar a definir dicho concepto, por lo que considera punible todo acto de carácter sexual realizado sin el libre consentimiento del sujeto pasivo, ya sea como agresión, donde no existe dicho consentimiento, o como simple abuso, donde el consentimiento está viciado. Por ello, consideran innecesaria la definición que el Anteproyecto introduciría en el 177.1 CP con el siguiente texto: «se entenderá que no existe consentimiento cuando la víctima no haya manifestado libremente por actos exteriores, concluyentes e inequívocos conforme a las circunstancias concurrentes su voluntad expresa de participar en el acto» algo tan barroco como inútil y que, a juicio del Consejo, generará no pocos problemas prácticos.
Otro tanto ocurre con la desaparición de los Abusos absorbidos por el tipo agravado de Agresión que, a juicio de los vocales, podría tener un efecto de desprotección de la víctima al igualar el reproche sin tener en cuenta el medio empleado para la comisión del delito por lo que, poniéndolo todo al mismo precio, las formas agravadas ganarán terreno en perjuicio, claro está, de las víctimas, al no prever siquiera una modalidad agravada del Delito de Agresión Sexual.
En definitiva, que de aprobarse el texto tal y como está ahora mismo nos enfrentaríamos, en este tipo de delitos, a la eliminación del principio penal más básico de todos, el de presunción de inocencia que obliga a demostrar la imputación al que acusa y no al que se defiende, rompiendo obviamente con el principio de igualdad de todos los ciudadanos ante la Ley y destrozando, en consecuencia, el Estado de Derecho en el pretendemos convivir puesto que ya no se juzgaran acciones y/o conductas sino el género: el hombre entra culpable y tendrá que demostrar su inocencia y la mujer entra inocente teniendo además su testimonio un plus de veracidad (ya lo dijo Carmen Calvo: «las mujeres tienen que ser creídas sí o sí, y siempre«) por lo que, a mi modesto juicio, todas las futuras sentencias que pudieran dictarse conforme a una ley de este pelaje serían inconstitucionales.
Frente a estos argumentos de puro sentido común, el Ministerio de Igualdad ha anunciado que seguirá adelante a pesar del “informe regresivo” del CGPJ como ya ocurriera con los emitidos contra la Ley contra la Violencia de Género y el Matrimonio Igualitario porque, a su decir, pretenden pasar de una concepción patriarcal del Derecho Penal sobre la libertad sexual «que significa que un hombre tiene derecho a usar el cuerpo de la mujer hasta que esta dice que no» a un sistema basado en el consentimiento libre, consensuado y mutuo: “sólo sí es sí”. Lo cierto también es que ahora la contundencia del CGPJ choca con su permisividad ante la Ley de Violencia de Género que ya establece agravantes penales de género (por las que una misma acción conlleva penas distintas en función del género del autor) que establecieron un precedente inaceptable del que el Anteproyecto aquí comentado no es sino un segundo paso, otro más, en la línea para destruir el Estado de Derecho que está sufriendo demasiados ataques desde distintos extremos (lo ha reconocido esta semana hasta Felipe González) con el objetivo de imponernos la dictablanda del PPSOE, régimen autoritario que será muchísimo peor que el de Franco como acaba de denunciar también Victoria Abril. El que tenga ojos que vea.