En este blog ya nos hemos hecho eco del nuevo Impuesto a las Grandes Fortunas (‘Impuesto Temporal de Solidaridad a las Grandes Fortunas’ o ITSGF) al tratarse de un ‘impuesto político’ creado exclusivamente para castigar a las 10 CCAA que vienen bonificando el abusivo Impuesto sobre el Patrimonio (IP) en tipo o en cuota (Madrid, Andalucía, Galicia, Cataluña, Asturias, Cantabria, Murcia, Baleares, País Vasco y Navarra) y que hasta ahora venían coincidiendo con los enemigos políticos del gobierno. Sin embargo, ahora este ITSGF ataca la línea de flotación de los votantes y afiliados de un PNV que recientemente ha pasado a apoyar al gobierno de Sánchez.
Ese ITSGF se creó precipitadamente como enmienda en la PNL de los Impuestos a la Banca y a las Energéticas, sin dar voz ni voto a los grupos a los grupos parlamentarios y ahora el Congreso de los Diputados lo vuelve a hacer cuando aprueba de forma exprés y en lectura única (sin que los grupos participen ni puedan introducir enmiendas), los nuevos Cupos para Vascongadas y Navarra y una reforma de la Ley del Concierto que les traspasa las competencias de gestión y recaudación de un ITSGF estatal que no piensan aplicar para seguir manteniendo su estatus de foco de atracción para grandes fortunas. Y todo ello gracias a la tradicional política de impuestos bajos dirigida desde las Diputaciones Forales que ha traído mucha prosperidad a las Vascongadas y a Navarra.
Lo más cierto es que dicho ITSGF no va a afectar a las grandes fortunas, porque pueden eludirlo con facilidad, pero sí impactará en profesionales, clases medias y patrimonios medianos a los que el PNV se ha aprestado a rescatar con éxito. La norma señala que «se aplicará en todo el territorio español, sin perjuicio de los regímenes tributarios forales de Concierto y Convenio» señalando a las Vascongadas y a Navarra, únicos territorios donde existe el Cupo, estableciendo que «la titularidad de las competencias de gestión, liquidación, recaudación, inspección y revisión del impuesto corresponde al Estado» para rematar señalando que «el impuesto no podrá ser objeto de cesión a las Comunidades Autónomas«.
Hace poco advertimos que en este año electoral viviríamos maravillas y esta es una de ellas: a pesar del texto de la norma el PNV ha conseguido por la puerta de atrás y retorciendo la Ley hacerse con el control de estos gravámenes temporales a la grandes fortunas, a la banca y a las energéticas –a pesar incluso de que sólo se puedan concertar impuestos propiamente dichos- para no aplicarlos en su territorio aunque el fin declarado en todos ellos sea financiar las “políticas de apoyo a los más vulnerables”. Lo más cierto es que estos ‘gravámenes temporales’ vienen a romper con todo, con la igualdad, con la unidad de mercado y con la libre competencia de las CCAA desatando, a buen seguro, un nuevo conflicto competencial y constitucional.
Podían haber pensado en todo el mundo y suprimir su aplicación en todo el territorio nacional, pero esto no va de justicia social sino de ventajistas que viven a costa de los territorios barridos por unos impuestos desaforados y que terminarán por asfixiar al país. Al tiempo.