¡Esto marcha! La futura Frankenstein 2.0 va viento en popa y, sin haberse conformado aún el nuevo gobierno, ya está dando frutos. Ha sido reunirse Sánchez con ETA BILDU y hacerse la foto con ellos –el primer presidente que se fotografía con ETA, otro hito para la Historia- y la han salido miles de cartas de la AEAT con destino a los hosteleros españoles en las que, apuntando datos de sus declaraciones, advierten de ciertas ‘inconsistencias’ y les exhortan a hacer declaraciones complementarias con resultado a ingresar, en evitación de ‘disgustos y sanciones futuras’. Es decir, que con una clara inspiración en las cartas que remitiera la ETA años atrás, la AEAT persigue aumentar la recaudación sobre la base del miedo. Sólo del miedo.
Para los que no lo recuerdan, la ETA durante los ‘años de plomo’ enviaba unas cartitas exigiendo el llamado ‘Impuesto Revolucionario’ con las que extorsionaba de manera recurrente al empresariado español, empezando por el residente en las vascongadas. Nadie sabe a ciencia cierta cuanto recaudaron, pero fueron miles de millones de pesetas. En las mismas –que iban subiendo de tono- exigía el pago de una determinada cantidad de dinero a cambio de resguardar tanto el patrimonio como la integridad física del amenazado mientras los telediarios abrían, día sí y día también, con los asesinatos etarras. Llegaron, incluso, a exigir intereses de demora a quienes no atendían, en plazo, dicho ‘impuesto’. Llevaban, además, un código especial para garantizar su autenticidad y señalar la cantidad y el medio de pago que muchas veces canalizaban a través de su red de ‘herriko tabernas’ y con el que financiaron tanto al aparato militar como al aparato político, ese que ahora conocemos como EH BILDU. Todo terminó en el 2011 cuando ETA ‘derogó’ dicho ‘impuesto’.
Esas supuestas ‘inconsistencias’ se basan en oponer la cifra de negocio con los movimientos de cuentas de dichos negocios y ofertan, a modo de bonificación por pronto pago, esas declaraciones complementarias sin requerimiento previo porque las mismas no comportan penalización ni recargos. Una añagaza más de una AEAT que si tuviera algo contra ti ya te habría abierto un procedimiento y que intenta pescar en el rio revuelto del terror fiscal que crean. Están trillando todo el espectro económico, pero como cada vez el sector público es más grande, se están dando cuenta de que por mucho que aprieten la teta privada, ésta no da más leche, y esa frustración es la que les lleva a saltarse la Ley, la Constitución y lo que haga falta con tal de recaudar un euro más. Es una estrategia circular en la que cada vez le toca a un sector y ahora la pelota parece que va a caer sobre el tejado del sector de la hostelería y la restauración al que van destinadas esas misivas, masivas y amenazantes.
Si te rindes ahora les tendrás llamando a tu puerta cada dos por tres, así que resiste y lucha mientras existan jueces en Berlín.